Resiliencia es la capacidad de reaccionar de la mejor forma ante las adversidades inesperadas que se nos presentan en la vida. Es crecer con la adversidad. Luchar entre la burbuja y el valor. Da igual a veces el problema por el que se luche sino la lucha, el valor y la fuerza de encontrarse con uno mismo. Si el alma se siente liberada, encuentra su fuerza vital para cualquier lucha, podrá ver así las puertas de la Fe y la Esperanza que son pilares importantes para sostenerse en los momentos que decimos “Estoy bien”, aunque no sea así, porque necesitamos creer que estamos bien y convencernos de ello.
La fuerza interna de las personas son las garras con las que nos agarramos a la vida, la resiliencia. La burbuja se habita cuando un problema atormenta de nuevo nuestros días, cuando sentimos que no podemos y cuesta respirar. No saber diferenciar lo real de lo que la mente engaña precisamente por no saber comunicarlo… No hablar, no pedir ayuda… Sentirse perdidos en el vacío y sentir gran hastío por no saber comunicarlo ni expresarlo…
Tratando de avanzar pero sintiendo cómo cuesta respirar, cómo el cuerpo se quiere dejar al mejor postor, cómo pesa hasta un suspiro y todo pierde sentido. Es ahí cuando queremos entrar en la burbuja, donde se está calentita y cómoda, donde no llega el daño ni dolor a molestarnos, o eso creemos…
Saliendo de ella vemos más miedos y muros más altos porque somos aprendices y eso también debemos saber y llevarlo con madurez. Crecemos con la adversidad sacando fuerzas sin saber de dónde. A seguir enfrentando miedos y pasando muros siempre con la mejor línea curva que todo lo puede, la gran sonrisa, y con la mayor voluntad. Que tampoco pasa nada por quebrar en el intento porque es parte de ser humanos, desesperar, llorar, temblar, correr y retroceder pero sólo para coger impulso…
Quizás hagamos referencia a la resiliencia, al valor de levantarse de la cama después de malas noches, o de problemas que nos ciegan las puertas.
Quizás el valor de enfrentarnos a la sensación que siempre impregna nuestro cuerpo, a la sensación de ser escurridiza con la gente para no molestarles. a la sensación que se procesa al poseer extremada sensibilidad con el resto y tomarlo todo como muy doloroso e hiriente porque todo nos afecta cuando nuestra fortaleza se siente amenazada y nuestra confianza tambalea….
El valor cuando se une al coraje al sentirnos marionetas, al sentir que no puedes controlar ni decidir. Al ver como los días pasan y pasan y como si los hilos de tu vida no pudieras llevar.
Crees que todo lo haces mal, que en todo lo que pongas tu mano se estropea, todo molesta, todo es tomado con la peor de las intensiones y sólo se ven muros…
Valor cuando sacas tu martillo de la peor flaqueza para romper con todo lo que se ponga por delante.
Cuando reconoces que el mundo es incomprensible por las trabas y pegas que vemos cada día hasta de quienes menos las esperamos. Un mundo a veces ilógico, unos siempre ocupados que olvidan el lado en el que un día estuvieron, otros sólo un nombre vacío porque más no encontrarás…
Otros simplemente no valoran y a otros lados miran junto a los que no quieren saber, unos viven en su mundo sembrando flores negras para quemar, unos luchan para que algo de humanidad no desaparezca por completo… Y yo, me digo muchas veces, que prefiero mi cristal cuando el miedo me puede. Cuando luchas entre la burbuja y el valor, buscando los hilos para reconstruir una vida, que tratas de labrar en palabras, encuentras una forma de enfrentar luchando con las caretas y vacíos que siempre acompañan tus latidos bañándote en la soledad que se procesa al no afrontar las cosas.
Como cualquier cuento que comienza que no sabes cómo acaba, como cualquier muñeca rota que trata de ponerse en pie, como cualquier careta que se cae y se mira fijamente, buscando reflexión o quizás salvación… LA RESILIENCIA.
"La experiencia es un peine que te regalan cuando ya estas calvo" (Juan Manuel Serrat).