Día 41. En un trocito del abismo.

   Los minutos van a reventar mis lágrimas, recorriendo mi pecho desnudo,
que tan frío ha de estar desde que nadie lo abraza y todas las horas marcan sangre en las paredes, con las figuras de pensamientos distanciados, imágenes de tanto peligro, es un terrible síntoma de una noche que podría matar.

   Llega ese momento de fastidio con los fantasmas que juegan a sentir calor de alivio
calentando el cuerpo y ocupando mi aposento.

   Es noche ideal para morirse, andemos por las rutas de tu sangre y de mis venas.
Entremos en el abismo para despertar.

   Voy fingiendo que es la primera vez que estoy viéndote hallando la iluminación, ya lo comprendí,
por el miedo también se entra al infierno.

   Seré como ave que sueña que es pájaro y se despierta ángel de esos sueños en los que dos fantasmas pueden despertar y robarte la ingenuidad.

   Me parece ver nada más que una estrella fugaz que se pierde en la oscuridad llena de espectros,
porque hay palabras que siempre van a quedar, recuerdos que nunca fallecen,
se graban en el alma y se escurren con la sangre.

   Encontré tan parecida la cama a un lecho de muerte, hay en un trocito de la noche en que me parece ver el sol. Y decidí ignorar al abismo y dar mi paso al frente.

" Todo pasa; sólo la serenidad permanece. Lao-tsé."