Día 71. Dolor.

Me pregunto si vale la pena, matar mis sueños de esa forma, causar dolor a todas las personas que conozco, huir de esta vida llena de sufrimiento, matar de una vez todo mi dolor. En verdad vale la pena. Lo siento así.
-Sí- es la única respuesta que sale de mi corazón, de mi alma y de mí ser consiente.
Siempre se preguntarán porqué lo hice, si tenia una vida por delante, con estudios, con amigos, con personas que me querían, lo tenia todo, la respuesta es simple. No quiero sufrir más, no quiero más dolor en mí.
La muerte nunca causa alegría ni felicidad, pero por qué siento lo contrario, supongo que ya me cansé de cargar tanto dolor.
Soy un ser gris, solitaria, asocial, introvertida, tímida, alguien marcada por una vida de sufrimiento, tristezas y soledad, cuyo destino es la muerte. Mucha gente muere todos los días, pero yo no, que envidia me dan aquellos que ya han cruzado la línea y que nunca más volverán. Tengo la esperanza que con la muerte se deje de sentir. Es mi fin.









Día 70. Venceré

Hoy me levanté extraña, como si mi cuerpo fuese un extraño invasor que atuase por libre su propagación. Por mucho que me resista gana todas las batallas. Siempre consigue lo que quiere.
   Mis ojos amarillentos por el cansancio, recuerdan y anhelan una noche entera de sueño. Mis reflejos ya torpes y en desuso, reclaman el aliento de tiempos gloriosos donde el instinto no fallaba.
   Mi piel, cada vez más apagada, supera la palidez en sus estancias.
   Mi mente se vuelve lenta, divagante por alboleras para evadir la realidad.
Son pasos gigantes a la madurez y cansancio de muchas experiencias o terrores teloneros de recuerdos.
   Soy hija del insomnio, padezco del mal de la luna, la noche es el verdadero comienzo de mi día, porque con las estrellas y los sueños, solo puedo mantener mi guía.
   Soy hija del manto oscuro, solo sé caminar a través de una fantasía.
Que los monstruos y los seres nocturnos me vigilen, soy su esperanza y pesadilla.
   Solo yo, solo aquellos que vemos cuando los demás mantienen los ojos cerrados, volvemos de los cuentos, las historias y los deseos imposibles una realidad, para que cuando aquellos que duermen abran los ojos, vean que algunos, somos hijos del insomnio, y nacimos para volver los sueños realidad y las pesadillas aniquilar.´


Día 69. vivir y morir

 
      Vivir o morir…..una decisión que implica un sin número de consecuencias, la mayoría elegiría la vida en vez de la muerte, pero si al hacer eso solo te estarías condenando a un mundo de dolor que jamás cesará…. ¿elegirías la muerte para sentirte vivo?
      Mi fortaleza es escribir lo que pienso me sirve para calmar ese tremendo dolor que me atormenta muchas veces. En muchas ocasiones mi mente no escucha a nada ni nadie. Simplemente no atiende a razones.
      A veces la culpa desperdicia la vida, el sufrimiento choca con el corazón y en la explosión se nubla la sensatez. Todo se ve deprimente, las lágrimas se desperdician sin poderlas parar. El sufrimiento crece se hace grande y se convierte en mi monstruo.
      Pero en alguna ocasión consigo derrotarlo, lo logró por muy poco, es como una batalla que no acaba. Simplemente hay momentos de tregua en los que se recupera para la siguiente.
      A veces, floto en frente a la ventana de mi cuarto, miro la hermosa luna de esa noche recordando con mucho dolor lo sucedido hace tiempo, me quedaría parada así por horas tratando de calmar este dolor que jamás me dejará tranquila…
     
Esta guerra es una jungla, llena de mis recuerdos. Todavía estoy corriendo, todavía estoy ocultando Mi monstruo está tan cerca ... tratando de asustarme, tratando de matar, tratando de enterrarme. Ahora mis piernas son débiles ... seguiré corriendo
      El tiempo es un rio que no retrocede y nos lleva constante en sus aguas de muerte. El día y la noche me atrapan en sus redes. Como trato con la sabiduría de mis cicatrices vuelvo a vivir tras cada caída.
      Hay mucho que aprender y son muy cortos los días. El futuro es neblina que desaparece cuando me acerco pero ya siento que quiero formar parte. Aprendiendo de las vicisitudes a medida que avanzo, siempre consciente de que el presente es medio y fin.
      Pero recuerdo que el presente tampoco perdona, aún sigue siendo incierto y lleno de memoria,
el dolor aún duele y mi alma aún llora, pero al menos aquí puedo luchar...





Día 68. Despertar duro


Un comezón y no puedo rascarme,
algo tira desde ambos extremos de las cuerdas de mi ansiedad.
Las voces de mi cabeza gritando.
He estado callada por mucho tiempo, 
las serpientes reptando dentro de mi abdomen.
Demandan que mis pensamientos sean escritos, mis ganas por algo de tranquilidad se arrastran entre mis costillas y se enroscan alrededor de mis pulmones.    
Furiosos colmillos desgarrándolo desde adentro hasta que su veneno empieza a brotar desde sus venas, a través de mi pluma.


Día 67. Cuando ser fuerte es la única opción

    Ante todas las enfermas mentes que este mundo esconde, 
ante la desidia del cielo por hacernos caer en la oscuridad, 
donde las almas nacen y mueren, huyendo de sus horrores. 
     Varados ante los límites de una extraña y temible realidad.
Ruego aún al cielo y a este gran infierno que no se me lleven. Y que me sea permitido a pocos instantes de morir en paz narrar la travesía de mi alma en una rara y seca historia. 
     Historia que aún lloro con nostalgia y recuerdo con intensidad. 
Sé que la coincidencia tal vez se hizo presente, y que mis sueños quisieron algo más encontrar; solo mi sed de deseos (temible) añoraba saciar y el alma abrió los ojos como cuando el miedo se presiente. 
     Las voces en alto comenzaron pronto a marcar
la veracidad de un cercano y misterioso futuro, del que no me había nunca percatado pero del que sin duda quería formar parte.
     Pues, en el inicio del delirio, pensamiento diurno, las melodías de nostalgia comenzaban a volar. 
     Qué significa la noche que intenta escapar
de su propio origen hacia la Tierra de Nunca Jamás...
     Esta quimera vagabunda, ansiosa de poder crear de imaginar, de escribir, de ver y vivir, es una ilusión que nunca ha de resistir
solo los motivos de conseguir escapar han de contar.
     No hacia un donde, si no de un algo, 
Algo o alguien que le ha intentado asesinar. 
     Digo y respondo a esta verdad 
Si acaso existe lo que veo, lo que siento... 
Dime que a mi propia alma no miento;
Voy y respondo por el ocaso del invierno
     Donde el recuerdo jamás se congelará. 
Y comienza nuevamente una singular canción, 
     Donde afirman maestros de grandes soñadores 
Que la noche es la luz de locos, perdidos y pecadores;
     Pero esa, la luna eterna es solo su propia redención. 
¿puedes escuchar ese coro que resuena? 
Sé que estoy más allá de una ligera inexistencia, 
     Fuera del compás, del cielo, de la luna y las estrellas, 
Muy cerca del espejo, reflejada en tí, mi demencia... 
     Nunca has de zarpar por este llano de traición, 
En un mundo que idolatra con fervor las penas, 
Más cerca está la hora en que dejes de ser una visión, 
     Como el día en que me miré perpleja por vez primera. 
Caeré, y ante todos los posibles sufrimientos
con bondades y añoranzas he de curar, 
y si la única manera, he de acabar enloqueciendo con todos mis recuerdos me habré de alimentar... 
     ¿Cómo puedo asegurarme  de que aún no duermo?
¿Acaso he visto en rumbos la  triste realidad?
Intento ignorar a mi propia razón, 
y en la noche la asesino sin compasión
     Ya Sé perfectamente que no es el inicio, ni siquiera el final, bajo mi alma y mi cuidado mi esencia descansa, mi vida continúa, mi hora no ha llegado. Ser fuerte es mi única opción.



Día 66. Delirios del mal dormir


     Cada vez que la luz cae, llega la noche. Y con ella,  la sombra de la muerte cv5. Est algo inevitable, pues hay algo dentro de estas noches que me persigue, que me acecha. Solía pensar que eran meras imaginaciones originadas a causa de mis delirios, pero poco a poco me voy dando cuenta de que realmente hay algo ahí afuera y que es completamente aterrador. 
       Siento al despertar ansiosa, un picar en los ojos, los cierro y los abro. Siente formarse con lentitud una gota en la parte inferior de mis ojos,  un ligero descender del líquido y cierro los ojos con fuerza mientras abro mi boca para gritar.
       Siento la pequeña gota abandonar mi ojo y resbalar por mi mejilla al tiempo que un desagradable nudo en la garganta me impide hablar, dejando que de mis gritos de soledad no se comprenda palabra. 
      Siento llegar el río de lágrimas que se ha formado de mi boca, saboreando el ligero sabor de sal, pero no me detiene, el río continua, parte a mis labios, parte a mi cuello.
   Mis  ojos estarán rojos, el nudo en mi garganta incrementa, siento una dificultad para respirar pero los gritos no se detienen.
“¿Cómo?” se preguntarán “¿Cómo ha llegado a esto? ¿Qué ha hecho para parar así?”
¿Es el pánico por no poder dormir?
¿Son mis sentires en las largas noches de insomnio?
   Y a pesar de necesitar respuesta escucho la soledad, el silencio, un cuarto vacío.
No hay ayuda, amor o calor que me ayuden  a parar este llanto de insoportable dolor.
   Llevo mis manos al pecho, me arqueo hacia delante y me dejo caer de rodillas. Me encogo en mí misma, agarrando, tirando de mi ropa, intentando desgarrarme, arrancarme el dolor.
   Me araño en un abrazo a mí misma, la sangre brota pero el dolor de mi corazón no me deja sentirlo y las lágrimas impedirán verlo. Quería comprobar si estaba despierta.
   Sigo sufriendo, dando vueltas por toda la casa sin saber dónde poner o qué hacer,  la garganta me duele, me quema pero nadie viene a ayudarme, nadie me coge en sus brazos y explica lo que ocurre. 
   Estoy sola, sola tirada en el suelo, solo quiero, deseo que el dolor en mi pecho pare.
   No sé con certeza si esa presencia tenebrosa tiene rostro o si es únicamente una fuerza energética que te despoja de la vida, pero sea lo que sea, es algo que me hace sufrir en cada suspiro.
    La Muerte no hace distinciones. Así pues, ¿debería de tener miedo? ¿Debería De  buscar la manera de escapar de ella? ¿Valdrá de algo huir y esconderse? ¿Quién es La Muerte? ¿Por qué es un ser tan terrorífico? ¿Por qué va en mi busca? Demasiadas preguntas, siempre hay demasiadas preguntas que nunca obtienen respuesta. 
    Mi mente aterrada y pensante se encuentra en una situación desesperada y cada vez que cae la noche las pesadillas comienzan a cobrar vida propia. 
   Yo no quiero tener miedo. Yo no quiero tener recuerfos y que luego venga la muerte y temerla. Decidí tiempo atrás ser valiente y afrontar cada obstáculo hasta la auténtica verdad, pero mucho me temo que hay algo dentro de mis adentros, en lo más profundo de mi ser que me advierte... 
   Debo de mantener las distancias. Debo de salir corriendo a toda velocidad y no mirar jamás atrás. ¿Quién es La Muerte? ¿Qué es lo que busca? ¿De qué modo te destruye y quita de la existencia? Lo faceta más curiosa quiere saber, quiere conocer, pero mi sentido sensato me hace recapacitar y me aconseja alejarme de esa clase de pensamientos. 
   La Muerte nunca descansa. La Muerte siempre sabe dónde encontrarte. ¿No te parece aterrador, intruso? ¿No te abruma esta fatal idea? No puedo huir. No puedo escapar. No puedo esconderme. ¿Podré conocer pronto a La Muerte y mantener una conversación sincera y honesta con ella? 
   No sé si sentir pánico o armarme de valor y coraje. ¿Qué es lo que debería de hacer? La noche está apunto de llegar y con ella todos los horrores que esconde la oscuridad. La Muerte comienza a levantarse de su escondite, de dónde quiera que se oculte y comienza a revisar su lista. ¿Quién será su próxima víctima? ¿Cómo ha llegado hasta mi. ¿Qué gana con la vida que mortifica? 
   Tantos enigmas para tan poco tiempo de existencia... La Muerte se acerca, La Muerte me persigue, me roba el sueño y lo único en lo que puedo pensar es en buscar una solución a esta persecución insensata. La cuenta atrás hasta nuestro encuentro acaba de dar comienzo.
    No sé si se convirtió en un arte, no sé si mis deseos empezaron a cambiar, no sé si mi norte se volvió sur. A veces me siento como una oveja que adora ser atacada, o como un cerdo que ama a revolcarse en el barro. 
   Nunca creí que los sentimientos que el corazón proyectaba bajo la piel, desde la médula, te llevaran a los hechos nefastos que tú y tu mente al lado de tu cuerpo haría. La clarividencia no me para de gritar con ímpetu que fuera de casa, todo es perdición, pero..., ¿qué le dices a la perdición cuando te tiende la mano y te invita a bailar, siento los protagonistas de una película íntima que no saldrá a la gran pantalla? ¿Dejarías que siguiera tocando la puerta hasta que se largue? 
   Pero era verdad que el tinte de la tentación era lo que cautivaba mis ojos; si no lo aceptaba, me dolería, mucho más fuerte que el veneno que rompe la yugular, o una bala que perfora el corazón. Si aceptaba, el resultado sería el mismo al final, pero tendría la oportunidad de disfrutar de un nuevo sinónimo de diversión, mezclar negro con blanco, fuego con hielo, lo bueno con lo malo...
        Tengo insomnio, lo reconozco, tengo pánico a dormir 

Día 65. Me ahogo


   Días que se han convertido en cárcel. 
No oigo los gritos pidiendo ayuda. No hay nada. Me quedé completamente callada. Tranquila. Hundida en mi esquina.
   Alma que se ha quedado prisionera. 
No veo que en el fondo de mi ser aún exista alegría. No veo mi sonrisa, solo timidez  y miedo.
   Soy un cuerpo en continua destrucción. Una mente peligrosa. Un cuerpo sin vida o un alma muerta en vida.
   El fúnebre crespor tienta al descanso y lucho a veces para ignorarlo. Otras me río y juego con sus desafíos.
  El asco me priva del sustento, revuelve las entrañas y maneja el barco.
   La vergüenza me invade a diario como si fuera mi mejor traje. Me acompaña a todas partes sin soltarme.
   No sé si esto marcaba bien. Si escupir para luego sentir así es lo correcto.
   Vomitar el asco y cargar la culpa y vergüenza cada día era un factor con el que no contaba.
   Desprenderse de la mochila no está siendo bueno. Espero que merezca la pena. 


Que noches largas...


Día 64. Para ti

Miro desde mi ventana
la sombra de mil noches vanas,
la inocencia de una dulce mañana.

La lluvia limpia mis penas,
la soledad corrompe mi alma,
la oscuridad devota compañera.

Paso por los rincones de tu vida
esperando ser vista, 
Caminando… divagando…
Disfrutando de las mieles de la melancolía,
dulce y fría pena que me domina.

Castigo… incomprensión…
Fuente eterna de mi cárcel.

La negra noche es el abrigo de mi piel,
mis ojos intempestivo mar, 
el anochecer aparente despertar.

Soñando te observo,
Veo tus manipulados sueños.

Absorta en tu reflejo me quedo,
dulce agonía de la vida, 
que con envidia me mira,
Caminando… divagando…
sin vida.

Eterna hija de la noche,
que termina siempre con reproche,
mi corazón espera
aquella luna nueva
en la que mis esperanzas dejo.

Consumida como una vela
veo pasar esta vida,
que nunca termina.

Las manecillas del reloj
se detienen ante mí,
los días y las noches pasan,
mi pena nunca termina,
encadenada a mi agonía,
espero en tu mentira.

Prisionera de las pasiones,
dueña de todas tus emociones,
me apodero de tu vida
Y la lleno de mi vida en vano..
Siempre esperaré.

Día 63. Mi fiel amigo

     Un cuerpo que se resiste al merecido descanso y una mente que se tropieza con cada peldaño. La mayoría de las noches,  se requiere una guerra para cerrar mis ojos e  incluso entonces aún veo monstruos.    
     Mi mente es un cementerio lleno de susurros  que es mejor no repetir, solo quiero ser libre. Despertar con un hambre de sol y sueños acurrucados dentro de mi caja torácica, en vez de espinas entre mi piel y huesos entre mis dientes.
     Oh insomnio, mi viejo amigo, quien actúa petulante en las noches solitarias, ese ser etéreo, con quien intercambiar palabras, que puede llevar a la mente más recta a momentos de discordia.
     Encargado de meter en mi cabeza ideas tan lúgubres, que solo pueden ser mías y de nadie más; quien es capaz de convertir una apacible noche de sueño, en todo un mar de murmullos e ideas que rara vez pueden ser captadas del todo, pero te llevan a un lugar recóndito, tan desconocido y a la ves propio, que te hacen desear evadir el sueño una noche más y volver por un tiempo indefinido.
     Incluso logra hacerte pensar, que esa noche en particular, fue más productiva, de lo que nadie hubiera imaginado jamás... Una noche productiva al fin y al cabo.
     Revolviéndote sin cesar en un mar de sábanas, luchando por conquistar la onírica emoción, impaciente por ensoñar mi realidad, por triunfar en batalla perdida, por vencer a la simple clarividencia de que nada puede hacerse por superar la condena nocturna de mi cesar.
     En los recovecos de mi silueta no acaricia ninguna mano extraviada, solo está la profundidad de mi despertar, y se hace más cruda y desesperada la noche, en solitaria soledad.
     Noche de insomnio, amargo desvelo, un reflejo sin rostro,  un delirio roto, una lágrima prófuga. La melodía recordada de la tristeza añorada; un sueño encontrado, un  destello acabado.
     Presagios inciertos, minutos muertos, vacíos abiertos; sonrisas de luz, retazos de vidas, cerradas salidas. El dulce deseo de etéreos momentos. Pálido encuentro, tangible recuerdo, una brisa de hielo: suspiros eternos, contrastes de invierno.
      Fantasmas ausentes, miradas inertes. Páginas blancas, dolorosas marcas, extraños tejidos; la hermosa visión de una voz sin color. Sonidos ausentes, perfumes presentes, los suaves arrullos en horas de Luna.
     Cielos inquietos, espacios repletos, lagunas oscuras, pozos de fuego, incansable juego. Canciones oníricas, mariposas anímicas. El translúcido amanecer de un Sol distante, camino errante, escondite seguro, vientos sin apuro.
     Volátil amor a palabras inestables: veneno, poción, embrujo de ojos, lenta destrucción. Sensación falsa, estrella caída, red destruida, paz corrompida. Y un último vistazo al inicio del día; el fin de una cordura cae a la inconsciencia…



“No me dormiré, no me dormiré en toda la noche, veré la primera raya del alba en esa ventana de tantos insomnios, sabré que nada ha cambiado.”  JULIO CORTÁZAR


Día 62. A la deriva pero caminando

     Una fecha, un día, un simple instante en el cuál puede pasar todo o nada. Como si todo fuese parte de un gran mar, todo se disuelve a la vista y poco a poco es arrastrado hacia el abismo conforme pasan los días, los meses, los años...
     Quedo a la deriva, pues mis brazos se cansaron de remar, mi mente ya no puede pensar ni reaccionar. Estoy perdida en éste mar de recuerdos atorados en éste punto, inmóvil... Eterno.
     Como si en ese instante de eternidad tuviese que recordar y rebobinar aquel instante en el pasado en el cuál me dejaron abandonada. Una fecha olvidada un recuerdo marcado en la mente, un extraño sentimiento a la hora de ver esa fecha en el calendario, sabes que algo pasó pero ahora la marea ha cambiado y un nuevo rumbo ha de tomar pues el aire de la incertidumbre movió mis velas y como un suspiro me estará esperando.
     ¿A dónde huye la mente cuando ya no hay escapatoria?  ¿Será que se esconde en recuerdos perdidos? ¿Se pone a rebuscar en mi alma algún destello de felicidad o viaja directo al corazón?
     ¿Llorará mares eternos en silencio? ¿O agonizará sola en un rincón?  ¿Si falla en su búsqueda, queda perdida en el limbo?
     Llama al alma para hacerle compañía, crujiendo y llorando, temblando y rompiéndose en mi corazón. No sé si mi alma esté buscando la salida rasgando las puertas de mi interior.
     Si pudiera hablarle, si pudiera decirle que busco el camino... Que sigo pasos invisibles que llevan a ningún lugar. Siempre con la esperanza de conseguir una sonrisa, de encontrar un hogar.
     Miro mis pasos intangibles sobre el agua. Parece que flotan sobre mi presente y aunque mi corazón pesa como plomo y aunque mis alas las han cortado muchas veces, sigo buscando, sigo peleando y sigo caminando en sueños imposibles.
     Al final de cuenta, la vida se compone de fantasía... Es la última cuerda de la cordura. Es la última esperanza ante el dolor.
     Tras mares de lágrimas perdidas, he tomado la mano a mi alma perdida levantando la frente para, a pesar de todo, seguir caminando.

     “Siempre es temprano para rendirse”


     Norman Vincent Peale.


Día 61. sentir o dormir

Llámame histérica pero no permito que mis sentimientos y emociones duerman.
En esta sociedad, cada vez se ocultan más las emociones y los sentimientos.
Se nos enseña y corrige como para ser inexpresivos. Desde niños, que si los hombre no lloran, que si no llores que te salen arrugas, no rías tanto que eres escandalosa, baja la voz, compórtate...
     Un sin fin de cosas, una cadena de situaciones en las que se nos prohíbe, exige y corrige para estar en sociedad.
¿Qué les pasa a las mujeres, tienen miedo de ser llamadas “histéricas” por los demás o acaso buscan que los cambios hormonales no interfieran en su productividad laboral o saber estar en la sociedad? ¿Y los hombres, acaso son menos hombres si afloran en sus rostros lágrimas de emoción, dolor e incluso frustración?
     Yo como mujer, pienso que  los cambios en el ánimo femenino son una muestra de nuestra evolución como especie, signos de una emocionalidad normal, signo de estar sanos.
Acaso las mujeres temen ser llamadas ‘histéricas’ solo por seguir sus emociones naturales. ¿Cuál es el origen de ese miedo? ¿ es consecuencia del machismo?
     Si una mujer se comporta de una manera que un hombre encuentra incontrolable o inconveniente, se la acusa de ser histérica, loca. Básicamente, el mensaje es que ella no tiene derecho a sentir o actuar así, porque no está en consonancia con la forma en la que un hombre sentiría o actuaría. Los sentimientos ponen nerviosa a la gente porque suelen ser intensos y difíciles de predecir. Durante siglos, se ha animado o educado a los hombres para suprimir su parte emocional, y ahora parece que las mujeres están siendo alentadas a hacer lo mismo.
     ¿En qué momento llorar se convirtió en algo malo?
Por qué solemos asociar el llanto con la tristeza, no se trata solo de dolor. Cuando tenemos miedo, estamos frustrados, cuando vemos la injusticia, cuando estamos profundamente conmovidos, lloramos. Y algunas mujeres lloran más fácilmente que otras. Esto no quiere decir que seamos débiles o estemos fuera de control.
     En una sociedad sobremedicada, nuestras emociones se vuelven sintéticas, lo que nos hace parecer inquebrantables e insensibles. Para el crecimiento personal, para un matrimonio satisfactorio y para un mundo más pacífico, lo que todos necesitamos es más empatía, compasión, receptividad, emotividad y vulnerabilidad, no menos.
     La solución es llegar a ser más emocionales y no menos, para que podamos sentirnos plenas y profundas y para comunicar nuestros sentimientos con los demás. Si una mujer siente que algo está mal, tiene que decirlo. Si se priva de sentir, ¿cómo identificar lo que la incómoda y arreglarlo? ¿ es que acaso también pretenden que seamos sumisas y mudas?
     Me permito sentir, me permito expresar mis sentimientos y no voy a dejar que duerman.

Quizás si muchos se lo permitieran habrían menos silencios, menos daños llevados a secretos y menos tabú..



.“Cuando llegues al final de lo que debes saber, estarás al principio de lo que debes sentir. Gibran Galil.”


Día 60. Locuras

     No es suficiente con pensar con la inocencia de los niños, tampoco pensar las cosas con tanta madurez, lo que en verdad se necesita es saber comprender lo que está a tu lado y valorarlo en los buenos y malos ratos.

     Hay tantos errores que uno comete, hay tantos problemas que existen que hasta en cierto punto sientes desfallecer queriendo que el mundo te deje solo y encontrar la paz que en vida no has encontrado, cansado del dicho de que a perro flaco pulgas.

     Sin embargo, eso no se arregla huyendo de la vida misma, eso se puede lograr rescatándonos, sabiendo qué está en juego, qué en contra, qué a tu favor. Dándote aliento, fe y esperanza, las cuales te ayudan a ver las cosas como un niño, pero razonándolas con madurez y comprensión.

      Uno no escoge su vida pero si su destino como se diría "La única llave que abre las puertas del destino es tu corazón" palabras que hacen pensar ¿estoy en lo correcto, acaso hago bien?, piensa en el daño, piensa en la ayuda, piensa en lo que más quieres y lucha, lo que importa es que cumplas tu sueño haciendo que tus problemas se vallan de una u otra forma, arreglándolos poco a poco, no te dejes vencer siempre hay una solución hasta en el problema más difícil o más duro. Al menos hay la mejor forma de sobrellevarlo.

    Nunca estarás solo… tengas o no tengas amigos sinceros, no importa, nunca te quedarás solo, porque lo veas o no, siempre hay alguien que está a tu lado apoyándote.
Estoy cerrando la reflexión de hoy, razonando mis problemas, riéndome de mis locuras o saboreando mis victorias. simplemente extendiendo la vida tal cual viene.


Día 59. ¿Qué es el dolor?

     Sentir el filo del mundo, justo antes de la entrada al infierno y decidirte a saltar. Cuando has escuchado a la voz de cuan cobarde, falso e hijo puta te salpica, y descender...

     Es la travesía de recorrer por aquel sector de la realidad que negamos, guiados por un único deseo, el de que todo acabe.

      Es el encuentro entre nuestro ser valiente y sincero con el diablo rencarnado en hombre, que se cree dueño de nuestros deseos, nuestras pasiones, al que no ves sino como un miserable condenado a vivir en tierra de nadie, cuya vida es tan miserable y asquerosa que trata de robarte la tuya.
Es tomar el lugar del diablo y dejar que este vuele libre y sea feliz, mientras nuestra existencia se carcome aún más por sus fechorías.

     Es encontrarse con el vacío y el miedo, cuando vemos el fruto de su obra, que en mi cruzada se convierte. Soportar sus burlas, amenazas, e ilegalidades, es cuando te ves rodeada entre sus hipocresías, las cuales sepultó allí, en el infierno que te creó.

     Es reencontrarse con la soledad y lamentarse... Es gritar, clamar, patear, romper... Inclusive, buscar a un igual en las tinieblas, ofrecerte como una sierva para que lo venza. Es perder la esperanza...Sentir como nuestra jaula se crea y se pierde la llave. Es el robo de una vida con total impunidad. Todo tiene límites que no se deben de cruzar.




Día 58. Sueños

     Soñé con aquel estanque junto a la vieja casa, brillaba con orgullo señorial los días soleados y el bosque frondoso parecía arder en llamas desde la ventana de mi cuarto.
Por eso, ese día, fue como si todo ardiera en un fuego que jamás se apagaría. Los recuerdos de esa tarde se agolpan en mi mente como luchando por salir, pero yo los sigo manteniendo dentro como pájaro cautivo que ha perdido sus plumas en un intento desesperado por salir volando.

       Recuerdo que todo empezó como un sueño. Recuerdo la luz dorada que se inmiscuía entre las hojas de los árboles, que se movían desesperadas por el vaivén de un aire gélido de finales de otoño, para oír mis murmullos. Realmente me pasaba el día sentada junto al estanque. Yo ya llevaba mi sombrero y mi abrigo de invierno y reflexionaba mientras la vida pasaba. Hasta el día en que todo acabó. Ese día llovía y las hojas, rojizas, eran como el fuego que resiste.

     Ese día nació el miedo. Ya no hubo más risas, ni más sueños y todo lo que recuerdo es que el bello jardín con su arboleda se convirtió en una masa uniforme de malas hierbas y ramas caídas. Recuerdo lo que no recuerdo y quiero recordar. Recuerdo que hay estanques en mi mente que nunca se podrán llenar. Recuerdo eternos silencios y que mi alma se incendiaba en un fuego abrasador.

      Murió cualquier recuerdo, sueño o esperanza que mi alma pudiera albergar. Se marchó la joven de cabellos de miel, se marchó. El tiempo, la edad y los largos años la hicieron desaparecer.
Y ya no puedo encontrar su aura dorada. Se marchó mi pequeño tesoro de pies ligeros, risa fresca, y cabellos de oro.


     Se marchó la joven que reía y que jugaba, que bailaba y que soñaba
se murió porque yo no vi que se me escapara. Quizás fue que maduró y me asustó. Muéstrate al menos, una sola vez, como aquella joven que en su día fue, déjame abrazarte y decirte cuánto te quiero, cuánto te querré sé que perdiste la luz del más brillante lucero. Quiero recobrar lo robado. Ábreme los brazos, mi joven,


     ¡ Deja que te muestre mi amor ! Es hora de darte un descanso y aliviarte el miedo. que realces tu vuelo en total libertad porque sola quedaste para el temor borrar.


Día 57. Silencio

     No podemos olvidar que las semillas de las palabras, fructifican cuando, tras caer
en la fértil tierra del silencio, reciben la lluvia mansa de la reflexión serena.

      Por eso, para saborear los colores, los sonidos y los brillos, necesitamos el silencio en soledad. Pero también hemos de callar con el fin de lograr clasificar el significado de las diferentes explicaciones de los silencios.

     Al final son tus palabras las que has de soltar. Las palabras a veces no salen sino resuenan dentro de ti, acumulando nuevos silencios.


     Quizás no las pronúncies sino que las escribes y así reflexionas sobre lo que sientes. Las palabras salen poco a poco de tu corazón, para no acumularlas en tu mente y tu alma y no poder soportar.
Palabras que quizás robaron tus sonrisas o enmudecieron tus labios.
Deja esas palabras en silencios compartidos.



Día 56. Aire

Cuando sientas que te asfixias,
no desesperes ni sucumbas al andar.
El futuro se construye a cada paso y por él debes luchar.
La batalla siempre es cruenta
y la fuerza te parece abandonar.
Pero vive cada día
y no permitas que el dolor
sea el verdugo de tu libertad.
Y en los momentos más duros, no sé si es dolor aquello que siento o si tal vez me abandona el sentir. Pero el dolor, nos invita a luchar, fortalece nuestro carácter y nos da vida para cambiar, para olvidarnos de las heridas, para limpiarlas aunque no sanen.
Pero si lo ignoras o te acostumbras a vivir con él, hace que se pierda el sentido del existir, hace que optemos por esas posibilidades más sencillas de alcanzar, aquellas que no elegimos a voluntad sino aquellas que se cruzan en el camino, quizás el miedo te puede o simplemente te dejas llevar por esa fuerza que no te arrastra, por esa tenue corriente a la cual te entregas para que decida por ti. Te entregas al Destino sin luchar por forjarlo a tu manera, te dejas vencer sin empuñar tu espada y es que las ganas de luchar te abandonaron hace tiempo, tu vida se escapa sin que te importe, te conviertes en un esclavo más de las circunstancias.
¡Abre los ojos! La vida no es para dejarla pasar… la vida es para vivirla, para afrontarla y lucharla. No te dejes vencer sin pelear y si en el camino has de caer, lo cual tarde o temprano sucederá, levántate mil veces y vuelve a luchar, tu vida te pertenece, tu la forjas a tu manera y eres quien decide el nuevo paso, la nueva ruta a seguir. Las personas vienen y se van, solo quedas tú. El dolor es un compañero más en este viaje, uno que te recuerda constantemente lo dulce de la victoria, uno al que debes vencer, pero no esperando extinguir su fuego para siempre, sino al que deberás derrotar para sentir nuevamente la fuerza en tus manos.
Despierta, mira a tu alrededor, no temas a lo que se oculta en las sombras, no escapes a lo desconocido, afronta con valentía cada reto y cada día busca nuevos desafíos que te ayuden a avanzar en pos de la llama eterna, la llama de tus sueños, aquella llama que brilla en tu interior y te hace sentir vivo. Aquella que por más tenue que se encuentre, no se extinguirá mientras sigas vivo, aquella misma que brillará mas allá de tu ser cuando alcances cada meta que te propones… aquella que te hará sonreír y darte cuenta que en verdad existes.





Día 55. Derecho


El que siente en su pecho

que las penas afloran
tiene todo el derecho
de llorar y sufrir.
El que calla su llanto 
callará su alegria,
el simétrico opuesto de reir es llorar,
como el sol y la luna
es la noche y el dia.
Cuanto más has sufrido
más aprendes a amar. 
Si contara los golpes
que me ha dado la vida
y las puertas que nunca
me quisieron abrir
seria enorme la suma
de la inmensa medida
de castigos y engaños
que aprendi a resistir.
Cada "NO" que escuchaba
se creció en mi memoria
y jamás el orgullo
me dejó claudicar,
si al final del camino 
encontré la victoria
se lo devo a una cosa
La palabra...
INTENTAR


Día 54. Lágrima

Se cayó una lágrima
en un mar de sangre,
rodeado de miles de cadáveres
que un día soñaron con ser amados.

Esa lágrima que cayó me pertenecía.
Era una lágrima de dolor y tristeza
que me hundía en ese mar de agonía.

Y sentía que mi cuerpo se ahogaba,
en aquel siniestro lugar,
donde iban las almas 
a vagar.
Disfrazaré mi dolor 
continuaré sin temor.
Pero he perdido la lágrima
más importante,
de una viajante mendigando
el amor negado y olvidado.