en un mar de sangre,
rodeado de miles de cadáveres
que un día soñaron con ser amados.
Esa lágrima que cayó me pertenecía.
Era una lágrima de dolor y tristeza
que me hundía en ese mar de agonía.
Y sentía que mi cuerpo se ahogaba,
en aquel siniestro lugar,
donde iban las almas
a vagar.
Disfrazaré mi dolor
continuaré sin temor.
Pero he perdido la lágrima
más importante,
de una viajante mendigando
el amor negado y olvidado.