Día 42. Insostenible

   Un momento que se extinguió, que jamás surgió,
atormenta este humilde corazón.

   Un ayer pasado, un futuro presente y un triste despertar,
todo eso lo veo llegar.

   Ya lo pasé  pero ni sonreír pude pues mis labios,
la muerte besaron.

   Abrí mis cristalinos ojos, saqué a ese corazón roto
y con mi frió rostro sonreí al fiel martirio.

   Ya no entristecí mi alma la verdad me lo esperaba,
ya no suena.

   No me importó mi pasado, ni el incierto futuro
solo observé y disfruté la bondad del presente
para luego perderme.

   Intento soportar la vida, aprendí a disfrutar el momento
y a susurrar "lo siento".

     Mi tristeza vuela al cielo, no la vi adornando mis sueños.
Suspiré en mi rostro, pero la indiferencia me dañó,
sonreí con desencanto y como el viento,
me desvaneci en el recuerdo.

     Rezaré por mi bienestar, exterminaré aquel pedestal,
pues esta joven mortal aprendió a soportar.

   Lo siento amada tristeza, lo siento querido corazón
por tener el sufrimiento y regresar a esta depresión.

   Una sonrisa ilumina el sol Una bella vista olvida
aquel tiempo mejor pero la fuerza  en mi corazón
desató el comienzo de aquel hermoso adiós.

" Hay heridas que nunca se ven en el cuerpo que son más profundas y dolorosas que cualquiera que sangre.-Laurell K. Hamilton. "

Día 44. Estás

   Me puedo sentir algo rota y se podría decir perdida. Sin saber que hacer mi mundo me va dando vueltas en la cabeza y de mi ya no se, no me veo, no estoy.

   Me conformaría con gritar y desahogarme con el viento, así poder desaparecer en un suspiro y que ésta existencia sea solo un mal sueño.

   Me pregunté:  ¿A donde fuiste? Y aunque te encuentre:  ¿Te reconoceré ?
Pude llorar algo y aliviar, eran lágrimas amargas de una vida sin sentido que percibí en mi camino.

   ¿ En dónde paré yo, que terminé así? Pensando en la locura de la muerte con el último latido del corazón la noche cayó.

   La llamé inútil e intenté sonreírle. Vi a la melancolía y detrás salió un suspiro de derrota.
¿ Cuánto tiempo pasó en frente de mis ojos? Todo se va y nada regresa a mi,
los colores, los sonidos, las caras, las sonrisas... Son solo niebla en mi mente.

   Ya no siento nada vivo en mi pecho solo se anida la angustia y amargura que me corroe y devora.
Solo me queda esperar a que la pesadilla pase cuyo nombre me aterra...depresión.

   Ella hace que mis sentidos dejen de sentir, me deja atrapada en un trozo de carne y sin depredador al que puedas nutrir con mi magullada carne; Pero cada impulso eléctrico me despierta, me pertenece, hasta el dolor más intenso.

   Obscuridad, penumbra, la luz incapaz de penetrar en tal confín. Mi caminar por éste lugar es irracional, ¿por qué estoy aquí? pregunto al vacio, y me contesta con un silencio tan frio como el aire de la noche. Como la muerte, pareciese como si nunca fuese a terminar.

   Gélida tormenta, me hiela hasta el alma, por un momento creí sentir la nostalgia al estar vivo, todo ha cambiado, el río de no existir inunda no en temor o en angustia, si no en una especie de paz
una paz que es morbidamente quieta. Es cuando aceptas la depresión, reconoces su existencia.

   No hay dolor, pero tampoco placer encadenado a la monotonía de este silencio, dar el más pequeño paso es casi imposible con estas aguas.

   Caigo... y caigo... para intentar levantarme. Éste abismo, es mi hogar, mi perdición, mi nacimiento, mi vida, mi muerte. Mi cuna... mi ataúd. Mi existir. Mi no existir. Este abismo es la vida misma conviviendo contigo, depresión.

" Aunque el mundo esta lleno de sufrimiento, también esta lleno de su superación.-Helen Keller."