Día 66. Delirios del mal dormir


     Cada vez que la luz cae, llega la noche. Y con ella,  la sombra de la muerte cv5. Est algo inevitable, pues hay algo dentro de estas noches que me persigue, que me acecha. Solía pensar que eran meras imaginaciones originadas a causa de mis delirios, pero poco a poco me voy dando cuenta de que realmente hay algo ahí afuera y que es completamente aterrador. 
       Siento al despertar ansiosa, un picar en los ojos, los cierro y los abro. Siente formarse con lentitud una gota en la parte inferior de mis ojos,  un ligero descender del líquido y cierro los ojos con fuerza mientras abro mi boca para gritar.
       Siento la pequeña gota abandonar mi ojo y resbalar por mi mejilla al tiempo que un desagradable nudo en la garganta me impide hablar, dejando que de mis gritos de soledad no se comprenda palabra. 
      Siento llegar el río de lágrimas que se ha formado de mi boca, saboreando el ligero sabor de sal, pero no me detiene, el río continua, parte a mis labios, parte a mi cuello.
   Mis  ojos estarán rojos, el nudo en mi garganta incrementa, siento una dificultad para respirar pero los gritos no se detienen.
“¿Cómo?” se preguntarán “¿Cómo ha llegado a esto? ¿Qué ha hecho para parar así?”
¿Es el pánico por no poder dormir?
¿Son mis sentires en las largas noches de insomnio?
   Y a pesar de necesitar respuesta escucho la soledad, el silencio, un cuarto vacío.
No hay ayuda, amor o calor que me ayuden  a parar este llanto de insoportable dolor.
   Llevo mis manos al pecho, me arqueo hacia delante y me dejo caer de rodillas. Me encogo en mí misma, agarrando, tirando de mi ropa, intentando desgarrarme, arrancarme el dolor.
   Me araño en un abrazo a mí misma, la sangre brota pero el dolor de mi corazón no me deja sentirlo y las lágrimas impedirán verlo. Quería comprobar si estaba despierta.
   Sigo sufriendo, dando vueltas por toda la casa sin saber dónde poner o qué hacer,  la garganta me duele, me quema pero nadie viene a ayudarme, nadie me coge en sus brazos y explica lo que ocurre. 
   Estoy sola, sola tirada en el suelo, solo quiero, deseo que el dolor en mi pecho pare.
   No sé con certeza si esa presencia tenebrosa tiene rostro o si es únicamente una fuerza energética que te despoja de la vida, pero sea lo que sea, es algo que me hace sufrir en cada suspiro.
    La Muerte no hace distinciones. Así pues, ¿debería de tener miedo? ¿Debería De  buscar la manera de escapar de ella? ¿Valdrá de algo huir y esconderse? ¿Quién es La Muerte? ¿Por qué es un ser tan terrorífico? ¿Por qué va en mi busca? Demasiadas preguntas, siempre hay demasiadas preguntas que nunca obtienen respuesta. 
    Mi mente aterrada y pensante se encuentra en una situación desesperada y cada vez que cae la noche las pesadillas comienzan a cobrar vida propia. 
   Yo no quiero tener miedo. Yo no quiero tener recuerfos y que luego venga la muerte y temerla. Decidí tiempo atrás ser valiente y afrontar cada obstáculo hasta la auténtica verdad, pero mucho me temo que hay algo dentro de mis adentros, en lo más profundo de mi ser que me advierte... 
   Debo de mantener las distancias. Debo de salir corriendo a toda velocidad y no mirar jamás atrás. ¿Quién es La Muerte? ¿Qué es lo que busca? ¿De qué modo te destruye y quita de la existencia? Lo faceta más curiosa quiere saber, quiere conocer, pero mi sentido sensato me hace recapacitar y me aconseja alejarme de esa clase de pensamientos. 
   La Muerte nunca descansa. La Muerte siempre sabe dónde encontrarte. ¿No te parece aterrador, intruso? ¿No te abruma esta fatal idea? No puedo huir. No puedo escapar. No puedo esconderme. ¿Podré conocer pronto a La Muerte y mantener una conversación sincera y honesta con ella? 
   No sé si sentir pánico o armarme de valor y coraje. ¿Qué es lo que debería de hacer? La noche está apunto de llegar y con ella todos los horrores que esconde la oscuridad. La Muerte comienza a levantarse de su escondite, de dónde quiera que se oculte y comienza a revisar su lista. ¿Quién será su próxima víctima? ¿Cómo ha llegado hasta mi. ¿Qué gana con la vida que mortifica? 
   Tantos enigmas para tan poco tiempo de existencia... La Muerte se acerca, La Muerte me persigue, me roba el sueño y lo único en lo que puedo pensar es en buscar una solución a esta persecución insensata. La cuenta atrás hasta nuestro encuentro acaba de dar comienzo.
    No sé si se convirtió en un arte, no sé si mis deseos empezaron a cambiar, no sé si mi norte se volvió sur. A veces me siento como una oveja que adora ser atacada, o como un cerdo que ama a revolcarse en el barro. 
   Nunca creí que los sentimientos que el corazón proyectaba bajo la piel, desde la médula, te llevaran a los hechos nefastos que tú y tu mente al lado de tu cuerpo haría. La clarividencia no me para de gritar con ímpetu que fuera de casa, todo es perdición, pero..., ¿qué le dices a la perdición cuando te tiende la mano y te invita a bailar, siento los protagonistas de una película íntima que no saldrá a la gran pantalla? ¿Dejarías que siguiera tocando la puerta hasta que se largue? 
   Pero era verdad que el tinte de la tentación era lo que cautivaba mis ojos; si no lo aceptaba, me dolería, mucho más fuerte que el veneno que rompe la yugular, o una bala que perfora el corazón. Si aceptaba, el resultado sería el mismo al final, pero tendría la oportunidad de disfrutar de un nuevo sinónimo de diversión, mezclar negro con blanco, fuego con hielo, lo bueno con lo malo...
        Tengo insomnio, lo reconozco, tengo pánico a dormir 

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